El debate reciente sobre la regulación del fluoruro subraya la importancia del cuidado bucal proactivo de los niños. Un estudio de 2025 proyecta un potencial de 25,4 millones de dientes cariados adicionales si se elimina el fluoruro de los suministros de agua, lo que costará aproximadamente $10 mil millones en atención dental adicional. Esta situación resalta la necesidad de que los padres comprendan estrategias efectivas para salvaguardar los dientes de sus hijos. Esto es lo que debe saber, según los conocimientos de la dentista pediátrica Dra. Helen Mo.
Los hábitos tempranos generan confianza, no solo limpiar los dientes
El cuidado bucal no comienza con los dientes; comienza con la comodidad. La introducción temprana de las sensaciones orales, incluso antes de que salgan los dientes, reduce la hipersensibilidad y prepara a los niños para el cepillado. Utilice un paño limpio o un cepillo de silicona para masajear suavemente las encías, estableciendo una rutina tanto para los padres como para el niño.
Esta familiaridad temprana se extiende a las visitas al dentista. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda una primera visita al dentista al año de edad, pero muchos padres lo retrasan por temor a la resistencia. Sin embargo, una exposición más temprana hace que los niños se sientan menos intimidados, lo que genera confianza y permite la detección temprana de problemas. Para los niños con sensibilidades sensoriales, la exposición gradual (comenzando en la sala de espera) puede resultar invaluable.
Hábitos calmantes: explicación de chuparse el dedo, biberón y lactancia materna
Los bebés se calman naturalmente chupando, ya sea el pulgar, el biberón o la lactancia materna. Estos hábitos no son inherentemente dañinos, pero una intensidad prolongada puede remodelar la mandíbula. La succión persistente puede provocar una desalineación de la mordida, dientes salientes e incluso afectar la posición de la lengua.
La lactancia materna no causa caries directamente, pero amamantar durante la noche sin limpieza puede aumentar el riesgo. La clave es equilibrar la nutrición con la higiene bucal.
La genética no es el destino: los hábitos diarios son lo más importante
Si bien la genética influye en la calidad del esmalte y el microbioma, no anula el cuidado diario.
“Las caries son multifactoriales”, dice el Dr. Mo. El cepillado, el uso de hilo dental, la hidratación, la limitación del azúcar y la reducción de los refrigerios son aspectos cruciales. Los refrigerios frecuentes bañan los dientes en ácido, lo que acelera las caries.
Los dientes de leche no son desechables: el impacto a largo plazo importa
Muchos padres descartan las caries como algo intrascendente, pero algunos dientes de leche permanecen hasta los 12 años o más. Las caries no tratadas pueden causar dolor, infecciones, problemas del habla y ausencias escolares. Los dientes de leche apiñados también pueden indicar un apiñamiento futuro en los dientes permanentes.
El trauma dental es otra preocupación. Mantenga la calma, limpie el área y determine si el diente es de leche o permanente. Los dientes de leche caídos no deben reemplazarse, pero los dientes permanentes deben almacenarse en leche o saliva y llevarse a un dentista de inmediato.
En última instancia, la mayoría de los problemas dentales pediátricos se pueden prevenir. La educación basada en evidencia y las rutinas constantes en el hogar, combinadas con visitas regulares al dentista, siguen siendo fundamentales para lograr sonrisas saludables.



















