Elon Musk afirmó recientemente que su robot Tesla Optimus podría realizar la mayoría de las cirugías en tres años, superando incluso a los cirujanos de élite en cinco. Si bien tales afirmaciones se alinean con la tendencia de Musk a realizar proyecciones ambiciosas, la tecnología subyacente sugiere que la idea no es del todo descabellada, aunque el cronograma es optimista. La pregunta no es si los robots desempeñarán un papel más importante en la cirugía, sino cómo y qué significa eso para el futuro de la atención médica.
El estado actual de la cirugía robótica
La cirugía robótica no es nueva. Sistemas como el da Vinci de Intuitive Surgical se han utilizado en más de 12 millones de procedimientos desde 1999, mejorando la precisión en cirugías mínimamente invasivas y reduciendo las complicaciones. Estas herramientas ayudan a los cirujanos, mejorando sus capacidades en lugar de reemplazarlas por completo. Como explica el Dr. Martin Pham, neurocirujano de UC San Diego, “la robótica es una herramienta poderosa… pero nunca podrá reemplazar el juicio quirúrgico”. La experiencia del cirujano sigue siendo fundamental para aplicar los principios básicos antes, durante y después del procedimiento.
Optimus y plena autonomía: ¿un salto adelante?
Musk imagina a Optimus funcionando de forma totalmente autónoma, aprovechando la inteligencia artificial de Tesla (como las que se utilizan en los vehículos autónomos) y capacidades de manipulación avanzadas. La mano Gen 3 del robot, con 50 actuadores, es una mejora significativa con respecto a los 17 del prototipo, lo que mejora la destreza. Si bien es posible, lograr este nivel de autonomía requiere superar obstáculos sustanciales.
Los límites de la automatización en la atención sanitaria
Musk sostiene que los robots pueden democratizar la atención sanitaria, proporcionando atención quirúrgica de élite a poblaciones desatendidas. Sin embargo, simplemente hacer que la cirugía esté técnicamente disponible no es suficiente. Los excelentes resultados quirúrgicos dependen de un equipo integral: enfermeras capacitadas, fisioterapeutas y cuidados postoperatorios meticulosos. Un robot puede ejecutar sin problemas una reconstrucción espinal compleja, pero no puede proporcionar los meses de rehabilitación intensiva en humanos esenciales para el éxito a largo plazo.
El riesgo de bajar los estándares
La habilitación de tecnologías como sistemas de navegación y plataformas robóticas puede reducir los errores técnicos, pero también introduce riesgos. Al reducir el umbral de habilidad percibido, podrían permitir que los cirujanos menos experimentados intenten procedimientos complejos que de otro modo no realizarían. Esto crea un “riesgo moral”, donde la tecnología enmascara deficiencias subyacentes de juicio. La verdadera experiencia radica en comprender por qué funciona un abordaje quirúrgico, no sólo cómo ejecutarlo mecánicamente. Un robot no puede determinar si un procedimiento es realmente necesario o si tratamientos alternativos serían más efectivos.
El futuro: aumento, no reemplazo
El escenario más probable no es que los robots reemplacen por completo a los cirujanos, sino que aumenten sus capacidades. Esto permitiría a los cirujanos tratar a más pacientes con mayor eficiencia, lo que podría aumentar la utilización de la atención médica y los ingresos. La verdadera pregunta es si los pacientes aceptarán cirujanos robóticos, dada su inquietud por los vehículos totalmente autónomos a pesar de los datos de seguridad. ¿Y quién será responsable cuando las cosas salgan mal? Los pacientes exigirán respuestas de una persona, no de un algoritmo.
En conclusión, si bien los robots sin duda remodelarán la cirugía, es poco probable que reemplacen por completo a los cirujanos humanos. El futuro de la atención sanitaria reside en un cuidadoso equilibrio entre el avance tecnológico y el valor irremplazable de la experiencia humana. El objetivo final debería ser mejorar la seguridad de los procedimientos y ampliar el acceso a la atención, pero no a expensas de una formación rigurosa, tutoría y autoconciencia entre los cirujanos.



















